CULTO A NUESTRA SEÑORA


AUTORES Y ESCRITORES QUE TRATAN DE NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO



Misa Sabatina.__ Desde el año de 1668 (1), fecha de la fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de Coromoto, todos los sábados del año se canta una misa en obsequio a Nuestra Señora de Coromoto, y jamás se ha omitido tan saludable práctica. Desde 1669 hasta 1715 la Cofradía de Nuestra Señora de Coromoto pagaba por ella la limosna de 8 reales, y al fusionarse ésta con la fábrica de la Iglesia, el mayordomo siguió pagando también el mismo estipendio.

El doctor Carlos Herrera, viendo las abundantes limosnas que recibía Nuestra Señora de Coromoto, dispuso que el estipendio de la misa sabatina fuese de tres pesos, según lo estipulado en el arancel que entonces regia, la resolución que sobre este particular dictó el 14 de marzo de 1746, es la siguiente:
 “Consta la agregación que hizo el ilustrísimo Doctor don Fray Francisco del Rincón, Obispo que fue de esta Diócesis de la Cofradía de Nuestra Señora de Coromoto a la fábrica de esta santa Iglesia. Y que de las cuentas que en esta presente visita ha dado esta parte (se refiere a una manifestación del Padre Valenzuela) como administrador de unas y otras rentas, consta en cuantiosas limosnas que la devoción cristiana ha contribuido en obsequio de María Santísima de Coromoto y que según a la extensión que se ha justificado que ante su Señoría que hay devoción y fervor no sólo en esta provincia, sino en las extrañas, con esta divina imagen, y que en adelante se espere más y más su aumento según sus portentosas maravillas y continuos milagros con que favorecen a todos los que se acogen a su patrocinio, y que así de dichas rentas como las de la fábrica de esta dicha Iglesia se puede dar cumplimiento a la constitución sinodal en que asigna por la misa cantada de devoción de tres pesos, DECRETA que en adelante todas las misas que se canten los sábados a la divina Señora de Coromoto se paguen con la limosna de tres pesos, lo que satisfará al Cura de esta dicha ciudad de las rentas y limosnas que la devoción cristiana contribuye en reverencia de esta soberana Imagen y respecto a que de las dichas rentas consta las gruesas cantidades que han gastado en la fábrica de esta santa Iglesia, del ingreso de limosnas que se han contribuido a esta soberana Señora de Coromoto, que en adelante mediante la dicha agregación de esta Cofradía a esta santa Iglesia siempre se convertirían en beneficio de las necesidades que hubiese dicha santa Iglesia. En caso de que se aprecie satisfacer alguna partida de la referida limosna de tres pesos por dichas misas cantadas de los sábados de las rentas de dicha santa Iglesia, se sacará de ellas lo que faltara…”

Poco después, un auto del doctor Pedro Thamarón, del 22 de julio de 1746, anulaba la disposición del doctor Carlos de Herrera:

“Atendiendo __decía__ a que las rentas de dicha fábrica y cofradía y tener representado el mayordomo interino actual, don Juan de Escobar, precisa ampliar la sacristía, fabricar torre, baptisterio, cementerio y oficinas, y ornamentar dicha Iglesia, y habiendo conferido con dicho Canónigo magistral, Doctor don Carlos de Herrera, por la experiencia que adquirió en dicha visita y los inconvenientes más que se ofrecen, ha parecido suspender lo mandado en el citado auto del 14 de marzo de 1746 y revocarlo…”, “y se cante una misa todos los sábados de año indefectiblemente a la prodigiosa y milagrosa celestial Imagen de Nuestra Señora de Coromoto, con la solemnidad posible, y para la satisfacción de la limosna se asignarán por el mayordomo y cura un limosnero que todas las semanas pida separadamente a dicha misa del sábado, y lo que se recogiese se aplicará para dicha misa y no para el organista, pues al dicho le debe pagar a la dicha fábrica y la Cofradía, y teniéndose noticia de que ocurren en aquella Iglesia frecuentemente misas votivas cantadas por la gran devoción que se tiene con dicha Santísima Imagen de Nuestra Señora de Coromoto, las que se pidieren sin señalar día fijo se retardarán para los sábados inmediatos, de suerte que no se cause notable prejuicio a la adulación (sie) a los interesados, y en estos sábados ocurran estas misas por particular intención no contribuirá la fábrica y Cofradía con cosa alguna y no se tocará a la limosna recogida, y en los sábados que no hubiese misa en particular de poder aplicar cantada, si la limosna de la calle abundare y diere para los tres pesos, se aplicarán en ella por cada una, y faltando los dos ramos referidos, en tal caso suplirá y dará la dicha fábrica y Cofradía ocho reales como lo ejecutaba anteriormente.”

Para atender los gastos de esta misa sabatina, Pablo José Lovera hizo una donación especial (2).
Era este un clérigo de órdenes menores, a la vez que alumnos de Nuestra Señora del Rosario, de Bogotá.

La Villa de Araure era el lugar del nacimiento de Lovera, quien era hijo del Capitán Felipe Lovera Otáñez y de doña María Machado.

En un testamento, fechado en Santa Fe de Bogotá a 16 de mayo de 1723, legó una suma de 1000 pesos de capital (3), cuyo rédito de 150 pesos debía adjudicarse al hijo o nieto del guanareño Francisco de los Reyes Fajardo, con tal de que fuese sacerdote. En caso de no haber sacerdotes en su descendencia, o después de dos generaciones, el beneficio se adjudicaba al cura párroco de Guanare.

La obligación de este beneficio era “cantar una misa todos los sábados del año aplicada a la Santísima Virgen de Coromoto en el altar donde está colocada su imagen milagrosa”.

El tiempo, y sobre todo las guerras de la Independencia, menguaron los recursos de la Iglesia y las dádivas de los fieles a Nuestra Señora de Coromoto; sin embargo, eran aún tan importantes en 1824, que el Presbítero José Vicente de Unda escribía:

“La Asociación de Nuestra Señora de Coromoto no tiene el nombre de Cofradía, pero es la que está mejor en pie, así por las Fundaciones con que la han favorecido y que después de los desastres de la guerra están corrientes 4210 pesos. Sus réditos alcanzan a 210 pesos 4 reales. Se invierten en las misas cantadas de todos los sábados, con sus vísperas por la tarde, salve y letanías, dándole a besar en ambos actos el pide la custodia.”

A pesar de las vicisitudes de las guerras civiles, y sobre todo de la llamada Guerra de los Cinco Años, en 1886, la Cofradía de Nuestra Señora de Coromoto poseía a capital a censo la cantidad de 16.910 bolívares, en posesiones, casa y metálico. Hoy día nada de esto existe; sin embargo, los cultos sabatinos de Nuestra Señora de Coromoto no han menguando, sino que más bien permanecen en su antiguo fervor.

Besos y velación de la Virgen

Todos los sábados por la noche se suele rezar el Santo Rosario y cantar una Salve delante de la Imagen de Nuestra Señora, expuesta a la veneración de los fieles. Seguidamente el sacerdote da a besar el pie de la custodia a todos los fieles, y son muchos los que piden el favor de tenerla un instante sobre su cabeza, gracia que siempre se concede a quien la solicita.

Cabe también mencionar aquí como práctica plausible, con la cual los fieles manifiestan su amor a la Virgen Santísima de Coromoto, la cual se denomina “Velación de la Virgen”.

Consiste esta ceremonia en exponer, durante un día entero, la Imagen milagrosa a la veneración pública, abiertas las puertas del sagrario donde está reservada y con seis velas encendidas, siendo necesario que durante todo el día permanezca a lo menos una persona en oración delante de la Imagen expuesta. La velación se concede siempre a personas que la solicitan y se comprometen a cumplir los requisitos necesarios a esta ceremonia (4).

AUTORES Y ESCRITORES QUE HABLAN DE NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO

Nada o casi nada se había publicado hasta el presente siglo (se refería al Siglo XIX) sobre Nuestra Señora de Coromoto en Venezuela.

Esta falta de publicación fue una de las causas de haberse perdido en el país la memoria de esta grande Aparición de la Santísima Virgen y acabado, temporalmente, el culto que antes se le tributaba. Sólo se conservó en algunos lugares la memoria de este hecho extraordinario por la idea vaga y confusa que de ella conservaba la tradición.

Damos a continuación la lista de algunos de los autores antiguos y modernos que han hablado de Nuestra Señora de Coromoto.

Don José de Oviedo y Baños (5), nuestro historiador colonial, en el Libro VII, capitulo IX, página 605 de su obra “Historia de la Conquista y Población de Venezuela (1723)”, después de hablar de Guanare y de la gran fortuna que tiene esta ciudad de poseer en su Iglesia la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Coromoto, a donde acuden de muchas provincias los fieles para encomendarse a la Virgen María, agrega:

Su milagrosa Aparición referiremos con el favor de Dios en el segundo como, entre los sucesos del año seiscientos y cincuenta y dos, en que tuvo su principio, para gloria de aquella ciudad dichosa.”

Creen algunos que nunca salió a la luz pública el segundo tomo, en el cual Oviedo y Baños narraba la Aparición de la Santísima Virgen en Venezuela; pero otros aseguran que todos los ejemplares de este segundo volumen fueron recogidos por orden del Gobierno español o por las autoridades de Caracas, a causa de los informes que contenían sobre los orígenes de muchas personas notables de la época.

En 1758, don Ambrosio Borges, sacerdote ilustrado residente en Caracas, escribió en honor de Nuestra Señora de Coromoto varias obritas, como novenas, oraciones y probablemente una breve historia; pero siendo difícil la impresión de estos trabajos, por la falta de imprenta en el país, se sacaban de ellas copias manuscritas, que compraban o transcribían los devotos de Nuestra Señora.

Poseemos el original de la novena escrita por Ambrosio Borges, al principio lleva la siguiente aprobación:
“Nosotros, Diego Antonio Diez Madroñero, por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica, Obispo de Caracas y Provincia de Venezuela, del Consejo de su Majestad, etc.

Habiéndonos presentado el licenciado Ambrosio Borjes, Presbítero, Abogado de los Reales Consejos y Consultor del Santo Oficio del distrito de la Inquisición de Cartagena, un cuadernillo en seis hojas útiles, que comprenden una novena, fundada en los nueve epítetos de la Salve, dedicada a Nuestra Señora de Coromoto aparecida en el territorio de la ciudad de Guanare; atento de haber sido vista y examinada de nuestra orden por decreto despachado el veintiuno de junio de este año y contener cosa alguna contra la fe y buenas costumbres; por las presentes damos y concedemos nuestra licencia para que en todo nuestro obispado así en las iglesias de él, como en las ermitas, oratorios y casas particulares puedan rezar dicha novena, y para su efecto permitimos se saquen copias del expresado cuadernillo…, y para que sea con mayor fruto de nuestros fieles y alivio de las benditas ánimas del purgatorio, concédenos a todos cualesquiera personas que así en comunidad como en particular hicieren la enumerada novena, cuarenta días de indulgencia.
Caracas, 28 de junio de 1758.”

Un autor, cuyo nombre ignoramos, pero que suponemos haya sido el Licenciado Ambrosio Borges, escribió, con el título de “Verdadera Aparición de Nuestra Señora de Coromoto, año de 1652”, una interesante historia de la Virgen de Guanare.

Esta obrita (6) manuscrita (del cual poseemos el único ejemplar que probablemente existe), consta de más de cincuenta páginas del tamaño de 10 cm. por 7.

El autor se proponía publicarla, como la da a conocer en el prólogo, pero por motivos desconocidos no pudo realizar su propósito. La publicación de esta obrita, a pesar de unos ligeros errores que tiene en algunos párrafos, hubiese sido de gran provecho para el conocimiento y difusión del culto de Nuestra Señora de Coromoto.

En el “Orinoco Ilustrado”, el jesuita José Gumilla hace mención de Nuestra Señora de Coromoto.

Fray José Antonio Domínguez, misionero capuchino en Venezuela, escribió en 1775 una obra con el título de “Plano general o estado cosmográfico, físico, económico, político e histórico de la provincia de Venezuela”.

El señor Carlos A. Villanueva publicó, hace unos treinta y ocho años, unos importantes extractos de este manuscrito inédito. El Padre Domínguez habla brevemente en sus apuntes de Nuestra Señora de Coromoto (7).

El Obispo Mariana Martí ha dejado, en sus apuntes de visita, una corta relación de Nuestra Señora de Coromoto; el Obispo refiere tan sólo lo que oyó decir sobre este asunto; así es que incurre en graves errores de narración.

Francisco Depóns, autor que hemos citado dos o tres veces, da, de la Aparición de Nuestra Señora de Coromoto, una relación bastante fidedigna; no deja, sin embargo, de incurrir en uno que otro error, por no haber estudiado a fondo este asunto. El libro de Depóns, escrito en francés, fue poco conocido en Venezuela.

En 1904, Francisco Izquierdo Martí (8) publicó una breve reseña de Nuestra Señora de Coromoto, pero como este autor copió textualmente a Depóns y al Obispo Martí, su escrito adolece de los mismos errores que los dos anteriores.

El doctor Miguel Caballero Malpica publicó en los “Ecos de las Pampas”, en 1905, vocero de San Carlos, la relación de la Aparición de la Virgen María, de acuerdo con el auto de Marcos Paredes de San Nicolás (9).

Aquí hemos mencionado a escritos antiguos, pues desde el año 1922, en que publicamos el primer folleto sobre Nuestra Señora de Coromoto, hasta el presente, en periódicos, revistas y folletos, se ha escrito muchísimo sobre Nuestra Señora de Coromoto.

FIESTAS DE NUESTRA SEÑORA.__ ROMERÍAS


La sociedad guanareña siempre ha honrado con culto profundo y ardiente a la Virgen Santísima de Coromoto. En su honor se celebraban antes dos fiestas anuales, una el 8 de septiembre, aniversario de su aparición, y otra el 2 de febrero, para conmemorar la primera entrada triunfal de la Imagencita milagrosa en la ciudad en 1654, y también por ser este día la festividad de Nuestra Señora de la Presentación; pues siempre se ha considerado a la Imagen de Nuestra Señora de Coromoto como representando a la Virgen Madre de Dios en el Misterio de su Presentación.

Ambas solemnidades eran siempre muy concurridas; sin embargo, la del 2 de febrero era la más pomposa y la que atraía mayor número de peregrinos, por hallarse en esta época del verano los caminos secos y sin peligros.

En la fiesta del 2 de febrero (10) era tanta la concurrencia de forasteros que llegaban a Guanare, que era harto difícil encontrar alojamiento en la ciudad. En estos días se veían allí caraqueños, maracaiberos, barineses, tocuyanos, barquisimetanos, etc.; todas las regiones de Venezuela estaban representadas ante la Virgen de Guanare, que era verdaderamente una ciudad santa, un centro de peregrinación nacional.

No solamente en la ocasión de la fiesta, sino también durante toda la época del verano y aún en los tiempos de lluvia, se veían siempre peregrinos en el Santuario de Guanare.
La devoción a Nuestra Señora de Coromoto era tan general y extendida en Venezuela, que don José de Oviedo y Baños, en su obra sobre la Providencia de Venezuela, escribía en 1723, hablando de Guanare:

“Su vecindad es poca, pero feliz, pues goza de la fortuna de tener en su Iglesia colocada la milagrosísima Imagen de Nuestra Señora de Coromoto, portentos de maravillas y prodigio de milagros, a cuya piedad acuden en devotas romerías de todas las provincias circunvecinas, unos a buscar remedios, necesitados, y otros a cumplir promesas, agradecidos.”

Muchos años después, un escritor extranjero decía:

“Guanare debe parte de su esplendor a la ventaja de poseer a Nuestra Señora de Coromoto, cuyas virtudes y milagros… son causa del gran concurso de personas que atrae de todas las provincias… Allí todos los fieles le presentan los homenajes continuos de su más profunda veneración. No falta a Nuestra Señora de Coromoto para entrar en competencia con Nuestra Señora de Loreto sino las riquezas de la Virgen italiana, pues la Virgen de Coromoto es en Venezuela tan considerada y tan poderosa como Aquella los es en Italia (11).

Después, el autor de esta cita hablaba con conocimiento de causa, porque a fines del siglo XVIII viajó por todas las regiones de Venezuela y visito todas las principales poblaciones del país, así se dio cuenta del culto universal de que gozaba en Venezuela (12) Nuestra Señora de Coromoto.
 El doctor don Carlos de Herrera, en la introducción a su información, dice:

 “La maravillosa Aparición de la Virgen en Coromoto, como los repetidos milagros que ha obrado, han contribuido a que los fieles, no solamente los de Guanare y su provincia, sino también los de otras extrañas, le tuvieran gran confianza y veneración.”

Herrera atestigua así la universalidad del culto a María Santísima de Coromoto.

Otras declaraciones del documento citado hablan repetidas veces del gran concurso de romeros que se veían en Guanare, y días hubo en que se encontraban reunidos hasta ocho sacerdotes forasteros.

Hoy, después de cincuenta años de haber publicado la primera edición de esta Historia, las peregrinaciones se han reanudado con mayor amplitud que en los tiempos coloniales.

Desde las más apartadas regiones de la Republica, compactos grupos de peregrinos llegan sin cesar a Guanare; pero es principalmente para el 8 de septiembre y 2 de febrero y durante los largos meses de verano y aún de invierno cuando Guanare ve llegar a su Basílica Nacional grandes peregrinaciones organizadas, que producen maravillosos efectos espirituales entre todos los peregrinos.

NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO EN NAIGUATÁ

En la pequeña Iglesia del pueblo de Naiguatá se venera una pequeña Imagen de la Santísima Virgen, que también lleva el nombre de Nuestra Señora de Coromoto. Esta Imagen está esculpida en una piedra azulada de casi tres pulgadas de dimensión y, desde hace cerca de cien años se guarda en precioso relicario dorado.

Esta Imagen representa a la Santísima Virgen en la misma posición que la milagrosa de Guanare; pero no tiene al Niño en los brazos. También difiere de la original en la forma de la corona.
Todos los años se le hace rumbosa fiesta el día 8 de septiembre; a esta solemnidad concurren gran número de peregrinos de toda la costa del mar y de la ciudad de Caracas.

Desde 1877 una sociedad de distinguidos profesores de música de la capital obsequia en este día la Virgen María en su Santuario de Naiguatá con las armonías de sus bellos acordes (13).

La devoción a la Virgen de Coromoto de Naiguatá es grande entre los habitantes de la costa del mar de la región de la Güaira (14) y Naiguatá. La gente de aquellos contornos tiene a la Coromoto, como ellos la denominan, por Patrona especial y protectora contra todos los peligros de la vida del mar, y “cítense no pocos casos de haber salvado muchos su vidas, al invocarla en inminente peligro de naufragio”.

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 (1) En Guanare, desde los comienzos de su fundación tenían ya la santa costumbre de celebrar la misa sabatina cantada a la Santísima Virgen.
(2) Testamento de Lovera (Archivos de Guanare).
(3) Este capital, avalorado en tres mil pesos, era a la verdad superior a esta suma: comprendía una hacienda situada en las riberas del Boconó, que tenía 4.000 árboles de cacao, 1.000 pies de plátano; una casa de hacienda con muchas herramientas, más ocho esclavos que cuidaban de la plantación.
(4) Otra demostración de la piedad de los fieles para con Nuestra Señora de Coromoto son las procesiones que siempre se han practicado, llevando la Imagen por todas las calles de la ciudad y alguna vez hasta el sitio de la Aparición de la Santísima Virgen María.
(5) José de Oviedo y Baños nació en Bogotá en 1674, se fijó en Caracas al lado de su pariente el Obispo don Diego de Baños y Sotomayor, donde escribió su historia.
(6) El ejemplar que poseemos es un acopia del original que saco doña María de los Ángeles Fajardo y Urquiola. Nos fue obsequiado en 1922 por el señor Gómez, padre de la distinguida señorita Inés Mercedes Gómez Álvarez; al presente se puede ver en el Museo Coromotano de Guanare, donde lo depositamos. El nombre del autor esta probablemente en una de las cuatro o cinco hojas que faltan al fin de esta obrita.
(7) Este manuscrito del Padre Domínguez está en el Museo Británico de Londres.
(8) El Pbro. Justo Pastor Almario reprodujo en hoja suelta la publicación del doctor Francisco Izquierdo Martí.
(9) En el “Almanaque Eclesiástico, civil, astronómico e histórico”, publicado en Caracas, en el año de 1857 por los señores Olegario Meneses, Agustín Aveledo, y O. José Meneses, consta la Aparición de Nuestra Señora de Coromoto el día 8 de septiembre de 1652.
(10) Un rico y piadoso guanareño fundó una renta perpetua para costear los gastos de esta fiesta.
(11) “Voyage a la Parte Orientale de la Terre Ferme”, por F. Depóns, exagente consular del Gobierno Francés en Caracas (París, 1806).
(12) La ciudad de Caracas celebraba con solemnidad la festividad de Nuestra Señora de Coromoto. En la capilla publica de las religiosas Carmelitanas y en la parroquial de Altagracia, se veneraban sendas imágenes de esta Señora; los fieles de la capital acostumbraban en estos dos templos, encomendarse a la Virgen Santísima de Guanare.
(13)  Francisco Izquierdo Martí. “Inmaculada”, número 6, de 1904.
(14) En la Güaira hay también una sociedad cuyo fin es el de sostener el culto a la Virgen de Coromoto.


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