LOS INDIOS COROMOTOS SE ESTABLECEN EN TUCUPIO
GESTIONES DE MARCOS PAREDES DE SAN
NICOLÁS
EL CAPITAN GENERAL Y EL OBISPO ORDENAN
LA FUNDACIÓN DEL PUEBLO DE “APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA” EN EL PROPIO SITIO
DONDE APARECIÓ LA SATÍSIMA VIRGEN A LOS INDIOS COROMOTOS
Al separarse Fray José de Nájera de la Misión
de San José de los Coromotos, estos despoblaron la aldea y se retiraron a sus
montañas primitivas, pero no permanecieron estables en su antiguo asiento, sino
que ocuparon sucesivamente hasta 1698 diversos puntos de la selva y montaña;
pero el recuerdo de la singular merced de la Santísima Virgen a su Cacique y
tribu perduraba vivo en sus corazones y anhelaban por el día venturoso en que
podrían fijarse en el sitio de su aparición.
Gaspar Tabares, Cacique de los indios y
yerno del Cacique Coromoto, de acuerdo con los demás jefes de familia, ordenó
que la tribu entera se fijara en derredor de la capilla que Marcos Paredes de
San Nicolás construía en Tucupío, en el propio sitio de la Aparición de 1652 y
de la maravilla de la Virgen del Topo.
Así es como, voluntariamente y atraídos
solamente por la Santísima Virgen María, los indios Coromotos, en número de 78
personas, que formaban 14 familias constituidas, se establecieron en la
confluencia del río Tucupío con el Guanare, en los últimos días de agosto o
primeros de septiembre de 1698.
Los indios construyeron presto sus
rancherías, el bambú que llaman guasduas y que era el principal material para
la construcción de casas, abunda en los sitios inmediatos a la confluencia de
ambos ríos, y las selvas vecinas proporcionaron todos los elementos para las
construcciones sencillas y rudimentarias de los indígenas.
Pero Paredes de San Nicolás, encariñado
con los indios y amante incondicional de la Santísima Virgen de Coromoto,
resolvió, por todos los medios a su alcance, asegurar definitivamente la
fundación del pueblo de los Coromotos en el sitio ilustrado por especial merced
de la Madre de Dios.
Informado de que las tierras
comprendidas entre los ríos Guanare y Tucupío eran del protector Diego Pacheco
Carvajal, hombre anciano y bisnieto del fundador de Guanare, Paredes fue a
verlo en el sitio de “Aguaviva”, media legua al sur de Guanare, donde Pacheco
Carvajal residía entonces en una hermosa casa de campo, y le relato el prodigio
con el cual la Santísima Virgen había ha dado conocer el sitio de su aparición,
le hablo de la fundación del pueblo de los indios y le pidió, en nombre de la
Virgen, hiciera merced de estas tierras a Nuestra Señora de Coromoto”.
Diego Pacheco Carvajal accedió gustoso a
esta súplica e hizo donación (1) completa de ellas a Nuestra Señora de
Coromoto. La entrega fue hecha seguidamente ante el Alcalde de Guanare, don
José Patricio de Trejo y Quesada, y ante testigos presenciales.
Lleno de alegría con estos primeros
éxitos, Marcos Paredes de San Nicolás decidió ir con los principales indios
Coromotos hasta Caracas, con el fin de tratar con las autoridades civiles y
eclesiásticas sobre la fundación del pueblo y asegurar la estabilidad del mismo
con despachos oficiales.
De paso para Caracas, vio en Camoruco,
cerca de San Carlos, a la india Isabel, cuñada del Cacique y testigo ocular de
la aparición de 1652. Esta india no había acompañado a los suyos en su huida a
los montes, sino que, siguiendo a un misionero, había ido a vivir a un pueblo
de indios, cerca de San Carlos. Marcos Paredes oyó de boca de Isabel el relato
(2) fidedigno de la aparición y se afianzo más y más en su resolución de seguir
adelante hasta el cabal éxito de su empresa.
Tan luego como llego a la capital de la
provincia Marcos Paredes se presentó en compañía de los Coromotos ante el
Capitán General, el Maestro de Campo don Nicolás Eugenio de Ponte y le expreso
el motivo de su viaje. Este adquirió de los visitantes cuantos pormenores quiso
y no solamente aprobó la fundación del pueblo en el sitio donde apareció la
Virgen Santísima, sino que de común acuerdo con el Obispo y con los miembros de
la comisión determinó llamarlo:
APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA
Y con fecha 18 de julio de 1699 libró
unos despachos a los justicias y autoridades de Guanare para que:
“ejecutasen la formación de dicho pueblo
en el referido sitio, es decir, en el que los indios dijesen (3).
Satisfechos con este triunfo, Marcos
Paredes y sus acompañantes indios se dirigieron al ilustrísimo señor Obispo,
que lo era entonces el eminente prelado don Diego de Baños y Sotomayor, quien
demostró sumo contento y agrado al oír, de boca de testigos tan autorizados
como lo eran Paredes y los indios, las maravillas de Nuestra Señora de
Coromoto, que conocía por la gran fama y nombradía de que gozaba tanto en Caracas
como en toda Venezuela, pero cuyos últimos detalles de su historia ignoraba.
El Obispo trató personalmente con el
Gobernador de la fundación del pueblo y convino con él en conceder por su parte
las licencias necesarias para que los indios se establecieron en el sitio
convenido.
El señor Obispo no se contentó con dar
su autorización para la fundación del pueblo sino que juzgó, y con razón, que
un lugar honrado con la real presencia de la Virgen Santísima debía ser en
cierto modo consagrado con la construcción de una iglesia en la cual se
celebrasen todos los oficios del culto divino.
El 20 de julio de 1699 dio unos
despachos para el Cura y Vicario de Guanare, Leonardo Reinoso,
“Para que se erigiese Iglesia en el
sitio que ilustro Nuestra Señora y se administrasen en ella todos los
Sacramentos, bendiciéndola conforme al ritual Romano bajo la invocación de
Nuestra Señora de Coromoto (4).
Con esto no termino la actuación de don
Diego de Baños y Sotomayor, sino que agrega el citado documento:
“respecto de que por entonces no se les podía
poner Cura mando, para que no carezcan del pastor espiritual, se pusiese un
Sacerdote que, como un teniente Cura, les asistiese” (5), lo que se verificó,
como más adelante veremos.
Dos días después de haber dado estos
despachos, el 22 de julio, el Obispo entregaba a Marcos Paredes de San Nicolás
un permiso general escrito para pedir limosnas en toda la provincia de
Venezuela, para la construcción de la iglesia y proveerla de cuanto necesitara.
Con los pliegos para las autoridades
civiles y eclesiásticas de Guanare, Marcos Paredes y los indios regresaron a
Guanare y entregaron los despachos del Gobernador y del Obispo. Era a la sazón
primer alcalde de Guanare el Capitán Manuel Montero, quien, al recibir las
letras de Gobernador pasó a Tucupío y de común acuerdo con los indios y Marcos
Paredes de San Nicolás, hizo la demarcación del pueblo y su fundación con el
nombre de “Aparición de Nuestra Señora”.
Seguidamente se procedió a la
construcción de la Iglesia en el sitio donde Marcos Paredes había edificado la
ermita. Con los recursos que este había traído de Caracas y entre los cuales se
contaba con una buena dádiva del mismo Gobernador, y con la ayuda de muchos
españoles y blancos se construyó presto la iglesia, ya que para el 12 de julio
de 1700 estaba en pie, aunque con techo pajizo según consta en una anotación de
dicha fecha.
Los Coromotos fundadores del pueblo
formaban 14 familias con un total de 78 personas. (Véase documento referente a
este particular).
Por diligencia hecha el 15 de julio de
1700 consta que el Capitán Manuel Montero, Alcalde ordinario de Guanare, en
acatamiento a lo dispuesto por el Gobernador y Capitán General, dio al pueblo
delos indios recién fundado la legua de tierra que estipulaban las leyes de
Indias, sin embargo, en este caso, esta legua de tierra era ya propiedad de los
indios por corresponder a la donación del terreno que don Diego Pacheco
Carvajal había dado a Nuestra Señora de Coromoto.
Marcos Paredes regresó al centro de la
provincia y a Caracas, con el fin de seguir su tarea de recolectar fondos;
entretanto se fomentaba cierta animosidad en contra de su persona, por parte
del Cabildo de la ciudad de Guanare, pues éste veía de mal grado el movimiento
religiosos que se iniciaba ya en el sitio de la Aparición de Nuestra Señora,
pues creía que sería en mengua o desdoro de Guanare, donde se veneraba la
milagrosa Imagen de Nuestra Señora de Coromoto. Con el fin de evitar que por
influencia de alguna autoridad se mudara el “Pueblo de Nuestra Señora”, Marcos
Paredes obtuvo en este viaje que el Gobernador, don Eugenio de Ponte, diese una
disposición por la cual se imponía una pena de 200 pesos contra cualquiera que
promoviese la mudanza del pueblo.
En 1701, Paredes estaba otra vez en
Aparición de Coromoto y ya, por sus gestiones, la Iglesia estaba provista de lo
que necesitaba, de modo que el Cura y Vicario de Guanare, Leonardo de Reinoso,
pudo en aquel año hacer inventario de la
Iglesia y de sus alhajas.
El Teniente Cura de Aparición de
Coromoto era, según todas posibilidades, el Pbro. Manuel de Grados, quien
dirigía la vida espiritual de los indios, que honraban con gran veneración a
Nuestra Señora de Coromoto. Además, un buen número de blancos, unos 300, según
afirma el misionero Alejo Schabel, atraídos por el amor a Nuestra Señora de
Coromoto, se habían establecido en la jurisdicción del recién fundado pueblo,
todo lo cual, como ya dijimos, atrajo la malevolencia de los habitantes de
Guanare y sobre todo de sus magistrados en contra de Paredes, yendo las cosas
hasta procesarlo ante el Gobernador y Obispo por los motivos antedichos; claro
está que Paredes salió airoso y vencedor de esta terrible pugna.
Las disposiciones tanto del Obispo y del
Capitán General respecto a la fundación del pueblo de Aparición de Nuestra
Señora, quedaron con toda su fureza y vigor, pero las autoridades de Guanare
habían formado el propósito de apresar a Marcos Paredes de San Nicolás y
encerrarlo en el cepo, a su vuelta entre los suyos, de los cual, enterado
Paredes, permaneció dos años en Caracas, 1702 a 1704, para evitar cualquier
atropello en contra de su persona. Pero en 1704, aprovechando el paso por
Guanare del misionero Schabel, se unió a este último en Araure y entro con él
en la ciudad, y los guanareños, que siempre se han distinguido por su nobleza
de sentimientos y su grande amor a Nuestra Señora de Coromoto, comprendieron
cuan grave hubiese sido un atropello de la persona del gran siervo de Nuestra
Señora; y Paredes, como antes, gozó de fama y aprecio entre todos los
habitantes de Guanare.
Los indios de Aparición de Nuestra
Señora, en esa ocasión hicieron un espléndido recibimiento a su fundador y
protector y éste entrego a su Iglesia dos cálices y seis casullas nuevas, que
había comprado con las limosnas recolectadas. (Véase más adelante la relación
del recibimiento hecho a Paredes).
A la sombra protectora de la Virgen
Santísima de Coromoto, los indios del pueblo de “Aparición de Nuestra Señora” y
los demás vecinos vivían felices, entregados a sus quehaceres diarios, pero
vivificando sus trabajos con una grande devoción a la Santísima Virgen y con el
espíritu de fe que es alma de toda vida religiosa y es el que trueca el oropel
de nuestras labores diarias en oro fino y perlas de valores incomparables para
la vida eterna.
El Padre Manuel de Grados, sacerdote
meritísimo, primer cura de “Aparición de Nuestra Señora”, asistía a su
feligresía con todo el cuidado y esmero posibles. Hasta 1715 oficiaba en la
Iglesia cubierta con palmas, pero gracias a los recursos que trata Paredes de
San Nicolás, el Santuario poseía ya sus alhajas para guardar el Santísimo
Sacramento, así que en 1716 el Padre y muchos vecinos se dirigieron al Obispo
para obtener el permiso de poseer perpetuamente el Santísimo Sacramento del
Altar.
La Cofradía del Santísimo, que se
fundaría, debía hacerse cargo de sufragar los gastos del aceite y demás
necesidades del caso.
Al recibir la solicitud, el Obispo desde
la ciudad de la Victoria, donde a la sazón practicaba visita pastoral, dictó la
siguiente resolución:
“Fray Franc.º del Rincón, etc., por
cuanto nos han hecho relación el Padre Manuel de Grados, Cura del pueblo de
Tucupío y demás vecinos de los fervores, deseos que tienen de que se coloque
perfectamente el venerable Sacramento del Altar en la Iglesia del pueblo,
obligándose por un instrumento público que pasó por ante Manuel Félix Delgado,
Alcalde ordinario de la ciudad de Guanaguanare de la realización de la lámpara…
y el gasto de cera del día del Corpus, Jueves Santo y domingos mensuales de
todo el año, y por cuanto conviene que su Majestad divina tenga el debido culto
con la mayor decencia que se puede; conviene saber: custodia, palio, persive,
relicario, museta y guión, faroles y las demás cosas necesarias para dicho
efecto. Y asimismo la Iglesia bien reparadas con puertas y cerraduras fuertes y
las ventanas con sus rejas para cuyo examen cometemos personalmente que le haga
el Licenciado Leonardo de Reinoso, cura y vicario de dicha Iglesia de Guanare y
si estuviesen hechas todas las alhajas referidas y demás circunstancias, le
damos licencia y facultad en virtud de las presentes para que haga colocar y
coloque el Smo. Sacramento del altar en dicha parroquia y le erija en cofradía
haciéndoles las constituciones que conviniere según derecho que para todo ello,
lo expreso y dependente (sic) le damos tan amplia facultad cuanta por derecho
podemos y debemos.
Dadas en este pueblo de Nuestra Señora
de la Victoria en 24 días del mes de diciembre de 1716 años.
Fray Francisco del Rincón.
Licenciado pedro Rendón.
Por mandato de su Señoría Ilma.”
El Vicario de Guanare, después de
visitar la iglesia y sus alhajas, declaró: “Las daba y dio por bastantes” y
redactó las constituciones de la Cofradía del Santísimo Sacramento, nombrando
sus autoridades correspondientes, siendo su primer mayordomo don Félix Delgado,
el principal promotor de la creación de la Cofradía, y coloco luego el
Santísimo Sacramento en el propio sitio donde la Santísima Virgen María se
había dignado manifestarse a los indios.
Más tarde, don José de Escalona y
Calatayud, sucesor de Francisco del Rincón, ordenó se sustituyera el techo de
palma de la iglesia por uno mejor de tejas, lo que se hizo poco a poco, según
los medios de que se pudo disponer.
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(1)
En un manuscrito intitulado “T. 1.778. Visita Ecca del Pueblo Tucupido”,
cuyo autor debió ser el secretario o uno de los acompañantes del Obispo Martí,
leemos: “Por escritura antigua, aunque no tiene fecha, otorgada en Guanare
(sabemos por otro documento que fue otorgada en 1699) por el protector Diego
Pacheco Carbajal (sic) ante el alcalde don Josef Patricio de Trejo y Quesada y
testigos se anuncia que en el sitio de Coromoto se apareció… Nuestra Señora (el
sitio se llamaba Tucupío y el pueblo que allí se fundó: Aparición de Nuestra
Señora, pero se decía a veces Aparición de Coromoto o simplemente Coromoto) y
que este sitio es entre los dos ríos nombrados Guanare y Tucupío, donde se hizo
la Iglesia donde hay indios y vecinos poblados y que siendo como son suyas
aquellas tierras hizo donación de ellas a dicha Santísima Imagen concediendo el
uso y utilidad a los indios y vecinos y personas en adelante se agregasen para
que en buena paz y quietud tengan sus labores estancias, bestias y ganados, de
suerte que donó toda tierra de labor que hay y se incluye desde el Lamedero que
está en el camino que baja al sitio nombrado de Soropo donde fue sepultado
Phelipe de Ocaña, que fue ahogado en el río Guanare, desde dicha parte por
lindero atravesando por derecho al río nombrado Tucupío y Guanare para arriba
orillando la sabana, el monte de dicho río Tucupío hasta el camino real que hay
junto a la serranía que pasa a la ciudad de Barinas y de dicho camino real
hasta dicho rio Guanare (es lo mismo que
les dio posesión el Alcalde de Guanare) dentro de la montaña y vegas del río
Guanare en que labran y tienen dichos indios y vecinos sus labores y
sementeras.” (En esta larga cita hemos corregido solamente algunas abreviaturas
y algunas faltas de ortografía.)
(2)
Léase en el Auto del capítulo XXI la declaración de la india Isabel
referida por Marcos Paredes de San Nicolás.
(3)
Carta del Cacique de los Coromotos al Obispo Fray Francisco del Rincón.
(Véase el Auto de la fundación del pueblo de “Aparición de Nuestra Señora” en
la sección de Documentos.)
(4)
Auto de Marcos Paredes de San Nicolás.
Cita textual del documento antiguo que
describe la fundación del pueblo de Aparición de Nuestra Señora. Véase la
sección de Documentos al capítulo XXI.